Lo que nos duele del mundo

 


 

El punto inicial de esta reflexión es el dolor, la ira y la tristeza que entramos en nuestras vidas. Hay muchas cosas de mis propias experiencias que tienen un gran efecto en mí. 


La tristeza ha estado presente en mi vida con la muerte de un familiar, un evento que marca un antes y un después. Es una sensación de vacío, de ausencia, que a veces parece imposible de llenar. La rabia surge en situaciones más de mi vida diaria, como cuando sé que tengo razón en algo, pero los demás no lo reconocen. Es una sensación de impotencia que me irrita 


Por otro lado, cuando hice mucho esfuerzo como en los exámenes y en la enseñanza. Es frustrante sentir que el trabajo duro no siempre se traduce en el éxito. Y a veces una preocupación de una preocupación es tener algo con mi futuro: me preocupa que no pueda trabajar y las cosas que no me encuentro. 


Más allá de mis experiencias personales, hay problemas del mundo que me afectan y me conmueven. La pobreza, la violencia y la salud mental son cuestiones que no deberían ser ignoradas. Ver personas en situaciones no sostenible, escuchar sobre actos de violencia o notar cómo la salud mental sigue siendo un tema secundario en nuestra sociedad es algo que me genera preocupación. 


En cuanto a la reflexión de Martín Caparrós, sí me identifico con lo que dice. Vivimos en una sociedad donde informarse no es lo mismo que saber. Saber implica un compromiso, una responsabilidad, y muchas veces preferimos evitarlo porque nos resulta más cómodo no involucrarnos demasiado. Pero quizás es justamente ese compromiso con el conocimiento lo que podría hacer una diferencia en el mundo en que vivimos.

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