Inquietudes de los jóvenes

Ser ser adolescente no siempre es tan fácil como muchos adultos piensan. Estamos en una etapa rara, donde ya no somos niños, pero todavía no somos adultos completos. Por eso, a veces tenemos tantas cosas en la cabeza. 

 

 Una de las principales preocupaciones es querer más libertad. Deseamos hacer nuestras propias cosas, decidir, salir, cometer errores… pero a veces parece que los mayores no confían en nosotros. Nos dicen que ya somos mayores para algunas cosas, pero todavía muy pequeños para otras, y eso puede ser agobiante. 

 

 También nos preocupa mucho encajar en el grupo. Nadie quiere sentirse excluido. En ocasiones, hasta hacemos cosas que no nos gustan solo para sentir que somos parte de algo. Parece que todo gira en torno a si nos aceptan o no, y cuando sentimos que no encajamos, nos sentimos mal con nosotros mismos. 

 

Otro tema que preocupa es nuestro cuerpo. Muchos chicos y chicas no están contentos con cómo se ven. Y con las redes sociales, la cosa se complica aún más, porque vemos cuerpos “perfectos” todo el tiempo y llegamos a pensar que no valemos lo suficiente. Eso puede afectar mucho nuestra autoestima.

 

 Luego está el tema del amor y del sexo. Es difícil saber cómo actuar, cómo gustarle a alguien, o cómo manejar el rechazo. Nos da miedo no estar a la altura o no ser suficientes. Y aunque no siempre lo decimos, muchos lo llevamos por dentro.

 

 Por último, aunque no se habla tanto, también está lo económico. No todos tenemos las mismas oportunidades, y a veces al ver que otros se van de viaje, compran cosas o hacen planes que nosotros no podemos, sentimos que nos estamos quedando atrás. 

 

 En resumen, ser adolescente trae muchas dudas y miedos. No todo es diversión. Sería bueno que los adultos entendieran más esta etapa y, en lugar de juzgar, nos escucharan un poco. A veces solo necesitamos eso: que nos entiendan.